miércoles, 15 de enero de 2014

SENTIR

Nada ha sido mas útil que sentir miedo para llegar hasta aquí. El miedo nos ha protegido, nos ha advertido, nos ha hecho huir del peligro y nos ha permitido sobrevivir. Pero también nos ha hecho valientes, nos ha puesto ante retos, nos ha forzado a mejorar. Nos ha hecho vulnerables ante adversidades, ante la incertidumbre, ante el futuro y ante los que supieron jugar con el. Porque mientras el peligro y el miedo son criterios objetivos, el miedo acaba siendo siempre una elección.
La tristeza es el abandono de la intención. de vivir, de querer o de quererse, de quedar o de quedarse, de proyectar o de seguir discutiendo por eso cuanto mas se acerca mayor es el dolor y le ocurre como a la oscuridad, cuanto mas grande es, menos se ve. Lo mas peligroso de la tristeza no es que visite nuestras ganas. Lo mas peligroso es que se quede a vivir. Que se instale allí donde se deja de estar, arrojarse a un pozo sin fondo que todo lo consume porque ya no se cree en nada.
Rabia, furia e indignación son de las pocas que consumen mas energía de la que nos proporcionan. Es un déficit emocional difícil de mantener en el tiempo.
Sentir sorpresa. De vez en cuando, algo o alguien te pilla con el pie cambiado, te rompe el guión y te obliga a improvisar. Aquel que no supiste prever, ni planificar. Te ocurrió, y tu te dejaste llevar básicamente porque no tuviste mas remedio. Allí es donde residen los grandes cambios, también las grandes oportunidades. Aunque no te guste, la historia de tu vida esta tejida con unas cuantas sorpresas y casualidades. Y tu desgracia también.
La alegría es la manecilla de los segundos en el reloj de los momentos felices. Esos que recordaras pese a que tu nunca decidistes recordarlos. Porque aun no has entendido que son ellos los que te eligen y no al revés.
Hoy, día como otro cualquiera para sentir. Porque si algo malo tiene lo bueno es que nos obliga a ello. Porque si algo malo tiene todo lo bueno algún día nos sentiremos acostumbrados.Hacer sentir, comunicarse, amar e incluso vivir es hacer sentir. Y morirse con o sin respiración, es dejar de hacerlo.

domingo, 12 de enero de 2014

Siempre tuvimos los días contados.

         Intentas que nada te afecte, que lo que digan te dé igual. Confías en él. Crees en su palabra, te quedas con lo que hace y demuestra. Eres capaz de perdonárselo todo, porque luego llega te sonríe, te roba el aliento y ya no puedes decirle que no a nada.
        Pero llega un momento en el que el golpe es demasiado fuerte, te derrumbas, caes y ya no encuentras la razón por la que seguir. Ves que él ha elegido otro camino, que se aleja de tu lado, irremediablemente. Quieres pedirle que no se vaya, que le quieres solo para tí. Quieres decirle que sin él, no quieres vivir, que él es tu vida.
       Pero no puedes. No puedes pedirle que sea solo para tí. no puedes porque pese a todo lo vivido, a los besos, a las miradas cómplices, a las caricias, al te quiero impreso en su mirada... él no es tuyo, ni si quiera sabes si te quiere, si para él no es un juego.
        De pronto, eres consciente de que se puede ir en cualquier momento,con cualquiera y ya no aguantar más.